Erica es mujer, es argentina, es
guitarrista, cantautora y varias cosas más. "Yo me siento música,
es lo que pongo en la planilla cuando viajo", explica. Tiene una
sonrisa enorme que por momentos borra las huellas de su cansancio. Es
que desde que decidió ser su propia manager, sus actividades no le dan
respiro. Además de arreglar sus shows en Buenos Aires, las
presentaciones en el interior y preparar su gira por España y Alemania
para promocionar "Amorama", su tercer disco, está grabando
algunos capítulos para "Franco Buenaventura, el profe", la
novela que protagoniza Osvaldo Laport. Pero está contenta porque -dice-
"las cosas ahora están mejor".
"Amorama", la placa que contiene el hit "Positiva",
se editó en Argentina cuando el último gobierno radical estaba
llegando a su fin. Sin embargo, el disco tuvo buena repercusión, más
que sus trabajos anteriores. Algunos meses después de ese lanzamiento,
Erica se dio cuenta de que algo no andaba bien. "¿Qué pasa que no
estoy tocando?", se preguntó y entonces supo que debía tomar las
riendas de su propio trabajo. Ya sabía que tenía que viajar a Europa,
pero decidió aprovechar el tiempo que quedaba antes de la partida y
organizó un show en La Trastienda, anunciado como el último antes de
la gira, pero después vino otro, y luego otro y ahora casi no tiene
lugar en la agenda.
- ¿Qué pasó para que tomaras esa decisión?
- No pasaba nada. Yo decía tengo un disco que salió hace 8 meses y a
nadie le interesa hacerme una entrevista, hacer un show, qué pasa.
Había como un letargo y eso es lo peor que te puede pasar, no podés
dejar de existir. Es muy difícil darse cuenta de qué es lo que anda
mal cuando aparentemente tenés una compañía multinacional, manager
(Gustavo Santaolalla), todos están en sus puestos y no pasa nada,
alguien está haciendo las cosas mal. En dos semanas revertí todo eso.
"Es como todos los días estar de cumpleaños", responde ante
la pregunta de cómo hace para ser su propia manager.
- ¿Sentís presión por demostrar que te va a ir bien?
- Eso ya lo demostré, los hechos hablan solos.
Erica García comenzó su carrera cuando a principios de los ´90s
formó "Mata Violeta", un grupo compuesto por chicas que se
disolvió sin llegar a grabar ningún disco. Después de esa experiencia
inició su carrera solista. "Fue un paso muy grande y necesario,
porque me sentía angustiada porque no tenía más grupo. Ahora estamos
muy acostumbrados a los solistas, pero cuando yo me decidí a ser
solista, los únicos solistas que había eran los grandes. Charly, Fito,
Spinetta, Calamaro, que son todos grandes que se hicieron grandes en
otras bandas que fueron grandes, surgieron de éxitos y yo surgía de la
nada. Era una loca que ponía su nombre y eso era muy chocante, era una
molestia y yo lo sentía. ¿Cómo se te va a ocurrir ser solista si no
hiciste nada importante todavía?", se pregunta a la distancia.
Sin lugar a dudas, ser mujer y abrirse paso en el ambiente del rock no
debe haber sido nada fácil.
Pero Erica se siente más artista que rockera. "Yo no quiero ser
rock, hago lo que me sale, pero sí reconozco mucha afinidad con la
gente del rock, entonces mi música es enmarcada en ese contexto. El
código, la forma de hablar, de expresarse, una urgencia especial en el
mensaje, una violencia, pero violencia sana, una energía, en eso se
reconoce si es rock o no.”
- ¿Cómo compatibilizaste hacer música, ser solista y ser mujer?
- Tenía todas las contras -se ríe-, porque era mujer, en esa época
jugaba con plumas, con la sensualidad, me presentaba como solista con mi
nombre completo, era mujer de un músico ya reconocido (Ricardo Mollo),
no hacía música comercial, mis letras eran difíciles, ¡no tenía ni
una sola posibilidad!
- Con todas esas cosas en contra, ¿cómo llegaste a grabar?
- Porque le di, le di y le di. Evidentemente tenía algo bueno, mis
canciones y mi sinceridad. De tanto tocar inevitablemente te empiezan a
respetar porque saben que tu novio no te arma la banda ni te hace los
temas, ya saben que te podés bancar los shows sola y te bancás tu
carrera, entonces ahí empezaron a parar la oreja desde las compañías.
- ¿Cómo te ves después de tres discos>
- Muy bien, quiere decir que lo que hice en ese mo-mento fue la
decisión correcta porque fue lo que me ayudó a hacer ese piso y a
hacerme más fuerte.
- Al principio jugabas con la sensualidad, ¿ahora no?
- En un país de mujeres hermosas donde se exalta la belleza, pero que
por otro lado se dice que la que es bella es un cero a la izquierda en
todo, la mujer vive un dilema que es si tenés algún talento tenés que
tapar todo lo que sea bello para que se note el talento. Me parecía una
cosa interesante jugar desde el lugar de supuesta bella tonta que te da
una bofetada. Si te molestan las plumas, una mina que tenga un tajo
hasta acá -dice señalando una parte de su pierna-, que toque la
guitarra, que cante canciones y que diga que la mujer es un tacho de
basura universal, entonces lo voy a hacer. Para mí era muy fácil salir
a tocar toda rotosa, fea, es fácil para todos.
- ¿Eso es parte de la actitud rock?
- Claro, pero no me lo plantée así, yo siempre tuve un espíritu de
mostrar que podés ver las cosas de otro lado, que te podés elevar y
encontrar una vuelta. En el primer disco yo decía "soy o no soy,
un gran artista o un gran error" y jugaba con esa idea.
- ¿Fue eso lo que te llevó a hacer la gráfica del show de La
Trastienda donde aparecías sin ropa?
- Sí, también. Eso tenía muchos más significados porque de fondo
decía la libertad, la palabra, la actitud. Buscábamos una foto que
tuviera algo. La lectura que hizo la gente es "la mina está en
tetas", pero sé que quedó algo más que eso, por eso la gente fue
a La Trastienda. Para mí lo que expresaba la foto era una mina
totalmente relajada tocando la guitarra. Me encantó mostrar esa foto,
no me perdono hacer algo que no genere una reacción.
-Ahora tenés una gira de varios meses, ¿ya tenés la vuelta o pensás
ver si se puede extender?
- Eso se va viendo sobre la marcha. Igual lo que no quiero hacer es
descuidar acá, es decir, trabajé tanto para esto que no lo voy a
descuidar. Creo que en tres meses podemos hacer un buen trabajo y volver
acá y seguir. No podés descuidar a tu país porque es el que te hace
fuerte, es tu plataforma y no es muy creíble que te vaya bien afuera y
no te vaya bien acá.
|